El mundo del espectáculo está lleno de romances fugaces, rupturas dramáticas y relaciones que parecen estar siempre en el ojo del huracán. Pero, de vez en cuando, surge una historia de amor que desafía todas las expectativas y las normas tradicionales. Ese es el caso de Sebastián Rulli y su novia, la también actriz Angelique Boyer, quienes, a pesar de llevar más de una década juntos, han decidido mantener una peculiaridad que ha sorprendido a muchos: no viven bajo el mismo techo.
Para aquellos que no están familiarizados con la historia, Sebastián Rulli y Angelique Boyer se conocieron en 2010 durante las grabaciones de la telenovela Teresa, una producción que marcaría no solo sus carreras, sino también el inicio de una de las relaciones más sólidas del espectáculo mexicano. Sin embargo, no fue hasta 2014 que ambos decidieron formalizar su relación. Desde entonces, han sido inseparables, convirtiéndose en una de las parejas favoritas del público. Pero a pesar de su cercanía y de llevar 11 años de relación, algo los diferencia de muchas otras parejas: han elegido no vivir juntos.
En un mundo donde la convivencia se considera casi un paso obligatorio para las parejas que han estado juntas durante tanto tiempo, la decisión de Rulli y Boyer parece desconcertante para muchos. No obstante, si algo ha caracterizado a esta pareja es su independencia y su manera poco convencional de manejar su relación. A lo largo de los años, ambos han hablado en diversas entrevistas sobre cómo han encontrado el equilibrio perfecto entre el amor y el espacio personal, un balance que, según ellos, ha sido clave para mantener la chispa viva durante tanto tiempo.
Rulli, en varias ocasiones, ha mencionado que una de las razones por las que su relación con Boyer ha perdurado es precisamente porque ambos se respetan mutuamente sus tiempos y espacios. “Cada quien tiene su propio lugar, su propio refugio”, ha dicho el actor en entrevistas. “Eso nos permite extrañarnos, mantener la emoción de vernos y seguir disfrutando de los momentos que compartimos juntos”. Para Sebastián, el hecho de no vivir juntos no significa una falta de compromiso, sino todo lo contrario: una manera de nutrir la relación desde una perspectiva distinta.
Angelique, por su parte, ha sido igualmente vocal sobre su deseo de preservar su individualidad dentro de la relación. La actriz ha expresado en más de una ocasión que, para ella, es fundamental tener su propio espacio, un lugar donde pueda relajarse, desconectar y enfocarse en sus proyectos personales. “Me encanta mi tiempo a solas”, ha comentado Boyer. “Creo que eso es algo que he aprendido a valorar con el tiempo, y Sebastián lo entiende perfectamente. No necesitamos estar todo el tiempo juntos para demostrar que nos amamos”.
Este enfoque de la relación puede parecer extraño para aquellos que están acostumbrados a ver a las parejas del espectáculo convivir de manera más tradicional, pero es precisamente esa singularidad lo que ha hecho que su historia sea tan interesante para sus seguidores. Durante más de una década, Sebastián y Angelique han demostrado que no existen reglas estrictas para el amor, y que cada pareja puede encontrar su propia fórmula para ser feliz.
Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿planean en algún momento dar el paso de mudarse juntos? A lo largo de los años, ambos han sido bastante claros al respecto. Aunque no descartan la posibilidad de hacerlo en el futuro, por ahora, parecen estar completamente satisfechos con su dinámica actual. “No hay prisa”, ha dicho Rulli en varias entrevistas. “Cuando sintamos que es el momento adecuado, lo haremos. Pero por ahora estamos bien como estamos”. Angelique comparte la misma postura, enfatizando que no hay una “fórmula mágica” para las relaciones y que lo más importante es que ambos se sientan cómodos con las decisiones que toman.
Otro aspecto que ha generado curiosidad es cómo han manejado su relación en términos de convivencia durante la pandemia de COVID-19. Mientras que muchas parejas se encontraron confinadas juntas durante largos períodos, lo que puso a prueba la solidez de sus vínculos, Sebastián y Angelique enfrentaron la situación de una manera diferente. Aunque pasaron mucho tiempo juntos, también se dieron el espacio necesario para mantener su independencia. En lugar de ver la cuarentena como una obligación para mudarse juntos, ambos aprovecharon la oportunidad para reforzar lo que ya funcionaba en su relación: el equilibrio entre el tiempo en pareja y el tiempo personal.
Sebastián Rulli y Angelique Boyer no solo han desafiado las expectativas en cuanto a la convivencia, sino también en otros aspectos de su relación. Por ejemplo, aunque muchas parejas del espectáculo se casan tras unos pocos años de noviazgo, ellos han decidido no casarse, al menos por ahora. Para ambos, el matrimonio no es un requisito para demostrar su amor. En lugar de seguir las normas tradicionales, han optado por vivir su relación a su propio ritmo, sin presiones externas. “Estamos bien así”, ha dicho Boyer en varias ocasiones cuando se le ha preguntado sobre sus planes de boda. “No necesitamos un papel para saber que nos amamos y que estamos comprometidos el uno con el otro”.
Este enfoque ha sido elogiado por muchos de sus seguidores, quienes ven en Rulli y Boyer una pareja moderna que desafía los convencionalismos y muestra una nueva forma de entender el amor y las relaciones. Pero también ha sido criticado por algunos, quienes consideran que después de tanto tiempo juntos, deberían “formalizar” su relación mediante el matrimonio o la convivencia. Sin embargo, tanto Sebastián como Angelique han dejado claro que no les preocupa lo que los demás piensen. Para ellos, lo más importante es que ambos sean felices y que su relación funcione de la manera en que lo ha hecho hasta ahora.
Lo que es indudable es que la relación de Sebastián Rulli y Angelique Boyer sigue siendo un enigma fascinante para muchos. A lo largo de los años, han logrado mantenerse fuera de los escándalos y las controversias que a menudo rodean a las parejas del espectáculo, algo que han atribuido en parte a la forma en que manejan su vida privada. Aunque comparten momentos de su relación en redes sociales, también han sido cuidadosos de no exponer demasiado su vida personal. “Nos gusta mantener algunas cosas para nosotros”, ha comentado Rulli en varias ocasiones. “Es importante tener un equilibrio entre lo que compartimos con el público y lo que es solo nuestro”.
Este equilibrio ha sido clave para que su relación prospere en un entorno donde muchas parejas no logran sobrevivir a la presión mediática. Aunque han enfrentado rumores y especulaciones a lo largo de los años, Sebastián y Angelique han demostrado que, al final del día, lo más importante es lo que sucede entre ellos, lejos de los reflectores. Y es precisamente esta discreción y su enfoque poco convencional lo que ha hecho que su relación sea tan fascinante para sus seguidores.
Mientras tanto, el público sigue esperando con ansias cualquier nuevo detalle sobre su vida juntos. ¿Se mudarán algún día bajo el mismo techo? ¿Decidirán casarse en el futuro? Por ahora, ambas preguntas siguen sin respuesta, pero lo que está claro es que, independientemente de las decisiones que tomen, Sebastián Rulli y Angelique Boyer seguirán siendo una de las parejas más admiradas y queridas del espectáculo. Y es que, después de 11 años juntos, han demostrado que no hay una fórmula única para el amor, y que cada relación es un mundo en sí misma. Lo importante, al final del día, es que ambos se sientan felices y plenos en su vida juntos, sin importar lo que digan las convenciones sociales o las expectativas de los demás. Y hasta ahora, parece que han encontrado la clave para hacer precisamente eso.